Desde muy pequeño, me percaté de que a mí, las alturas, me dan miedo, y no lucho con eso, procuro evitarlas cuando es posible, este miedo no me limita, si hay que subir una montaña, hacer rapel, tener una reunión en un piso 35, o simplemente cruzar un puente peatonal, lo puedo hacer, con un poco de miedo, pero se puede realizar sin contratiempos, pero prefiero evitar que suceda; por ejemplo, los puentes, si se requiere, se cruza. Sin duda, asomarme a una ventana en la reunión del piso 35, o mirar los autos al cruzar el puente peatonal, son cosas que procuro evitar a toda costa, porque me pueden producir un destello de ansiedad que hará mi transitar por estos lugares eventos incómodos y con miedo.
Un día, de visita al departamento de Mamá, que vive en un 4.º piso, me di cuenta de que justo ahí, asomarme a la ventana, no es para mí un problema, pero esas ventanas tienen una peculiaridad, tienen un conjunto de metales que forman una protección que cubre toda la ventana y que un hombre adulto de 36 años es impensable que pueda atravesar. Y aquí es donde me percate de que los límites, esos límites que solemos escuchar todo el tiempo que debemos poner a nuestras familias, nuestras parejas, nuestros amigos, a los hijos y a nosotros mismos, esos límites te permiten a ti y al otro tener seguridad.
Imaginate un juego de soccer, ese juego clásico en donde 22 jugadores salen a la cancha durante un tiempo de 90 minutos buscan meter el balón en la portería del equipo contrario. Ahora y con este contexto puedes imaginar la terrible experiencia que sería este juego si en lugar de 1 balón, se jugara con 2, o si en lugar de 11 jugadores por equipo fueran 27 contra 27, o si en lugar de 2 porterías, fueran mejor 17 porterías; eso ya no se llamaría soccer, sería cualquier otra cosa, pero no soccer, porque el soccer tiene reglas muy claras que permiten que el juego funcione bien para todos, esos límites le permiten al portero, hacer las funciones del portero, y a los delanteros, la función que tienen los delanteros, a los árbitros hacer su función correctamente, incluso a los aficionados, les permite hacer su parte y pueden disfrutar del enfrentamiento de equipos que es lo fundamental del soccer.
A esto nos referimos con los límites, estos límites que nos permiten relacionarnos con los demás, que nos permiten entender nuestro entorno y poder desenvolvernos de manera funcional en nuestra sociedad sin poner en riesgo nuestra integridad física ni emocional, y de esta manera poder ser productivos para nosotros y para nuestra comunidad.
Sé bien que establecer límites no es nada sencillo, es una capacidad que todos podemos desarrollar, pero que no todos tenemos en este momento, si bien se puede aprender desde que somos muy pequeños con la imitación de las figuras adultas que nos rodean, esto no garantiza que los adultos que se encontraban en nuestro crecimiento lo tenían dominado, incluso esto es una de las razones por las que no conocemos bien los límites que se pueden poner al otro y a nosotros mismos; si no lo aprendimos desde pequeños, podemos ponerlo en práctica en este momento.
Los límites se van estableciendo a lo largo de los años, y los límites que teníamos cuando niños se han transformado y se seguirán transformando de acuerdo con nuestra experiencia, y aquí radica el secreto, nuestra experiencia dicta muchos de los límites que hoy establecemos o vamos a establecer, y esto es porque la vida misma nos va poniendo en situaciones, que de manera individual, nos permitirá dar cuenta de que cada situación responde a evaluaciones únicas con respuestas únicas para cada uno de nosotros. Si por primera vez pruebas el queso Brie tendrás que responderte…
¿Me gusta su apariencia?(SI) (NO)
¿Me gusta su olor?(SI) (NO)
¿Me gusta su sabor?(SI) (NO)
¿Me gusto como me sentí al probarlo?(SI) (NO)
¿Me gusto con lo que acompañe al queso?(SI) (NO)
¿Lo comería nuevamente?(SI) (NO)
Y dependiendo de las respuestas de este test rápido de la experiencia de comer por primera vez un queso Brie, podrás decidir si en un futuro nuevamente lo comerás o no. Lo mismo pasa con todas nuestras experiencias, si por primera vez tiene una relación de pareja y la otra persona llega tarde a las citas tendrás que hacer un test muy parecido al que realizaste con el queso Brie y responderte si esa experiencia te gustaría repetirla nuevamente o no. De esta forma podrás ir estableciendo límites no solamente con alimentos y parejas, podrás establecerlos con todo y todos, incluso contigo y en consecuencia de este autoconocimiento y tu autoestima podrás guiar tu camino con límites claros que te permitirán transitar tu vida con seguridad.
Jonathan Herrera Zamorano
Director del Centro de Apoyo Comunitario COPS
Centro de orientación psicológica